Existen muchas formas de entender la Torá. En realidad, cada persona tiene una porción en la Torá, como algo individual que es como un remedio diseñado para una sola persona. Esa porción se puede entender como una parte, puede ser una parashá, puede ser un versículo, una palabra, una letra o hasta una indicación de cántico (taamei haMikrá), o se puede entender la porción como un enfoque: cada persona enfoca la Torá con sus propios lentes.

Si bien existen reglas de interpretación que fueron entregadas a Moshe en el Monte Sinaí junto con la Torá misma, aún dentro de esas reglas existe un espacio muy amplio para la interpretación personal. Sea como fuere, siempre existen ideas, conceptos, comportamientos, etc., que surgen del análisis de los versículos, al punto tal que toda la Torá es midot tovot, buenas cualidades.

Ahora bien, la parashá de esta semana, cuyo nombre es Tetzavé, habla sobre las ropas del Sumo Sacerdote y las ofrendas inaugurales del Tabernáculo y los sacerdotes. En adición a esto, la sección de la semana pasada (Trumá) habla de los utensilios y el edificio del Tabernáculo.

Esta semana, estudiando con un amigo, me mencionó que las últimas dos secciones semanales de la Torá "no tienen nada útil", "son un relato histórico", "no tienen enseñanzas", etc. Como ya mencioné muchas veces, la Torá Viva es una enseñanza para la vida cotidiana, desde los versículos más profundos como los Diez Mandamientos, hasta los más triviales como la descendencia de Ishmael. No escapan a esta regla las dos parashot Trumá y Tetzavé.

Rabí Akiva solía interpretar de cada corona de una letra montañas y montañas de leyes. La idea es, simplemente, transcribir, sobre las ropas del Sumo Sacerdote, algunas frases que el Talmud menciona, como para demostrar el concepto mencionado al comienzo de la Editorial, al respecto de que la Torá entera nos enseña buenas cualidades.

Dice el Talmud (Zevajím 88b, en traducción libre no literal): ¿Por qué están juntas las secciones que hablan de los sacrificios y la que habla de vestir a Aharon sus ropas? Para enseñarte que así como los sacrificios expían, también las ropas del Sumo Sacerdote expían.

El Ketonet (una especie de túnica sobre la piel) expía por el asesinato en forma pública intencional sin advertencia, los Mijnasáim (pantalones) expían por las relaciones prohibidas, el Mitznéfet (turbante) expía por la insolencia, el Avnet (cinto) expía por los pensamientos inapropiados del corazón, el Joshen (pectoral) expía por los juicios erróneos, el Efod (delantal) expía por la idolatría, el Meíl (túnica superior) expía por las maledicencia y el Tzitz (una especie de vincha de oro que iba en la frente) expía por el descaro.

Sin duda alguna, todas estas cualidades son indeseables en cualquier ser humano. Entonces, según esta interpretación talmúdica, el sólo hecho de ver al Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) vistiendo estas ropas o de leer en la Torá dónde se colocaba cada una, la forma que tenía, los materiales con los que se hacían, etc., nos recuerda que no debemos tener esas cualidades negativas.

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