Nada puede detenerte, ni tu infancia, ni la historia de una vida, ni siquiera el último instante anterior a éste. En un momento puedes abandonar tu pasado. Y una vez dejado atrás, puedes redefinirlo.
Si el pasado era mera futilidad, que se vuelva una rueda de anhelo que te empuja hacia adelante. Si el pasado era una muralla de ladrillo, que se vuelva un dique que libere tu poder.
El primer paso del cambio es tan poderoso, que los límites del tiempo se desmoronan. En un instante agridulce, el aguijón del pasado se disuelve y su miel es salvada.