Conciencia de Dios

El fundamento básico y el primer principio de convicción interior, es saber que existe un Ser Primario, quien dio origen a toda la existencia. Todas las entidades en los dominios espiritual y físico, surgieron únicamente de la realidad de Su Ser. Este ser es el Dios del universo y el Amo de toda la tierra. El controla las esferas y el universo entero, con poder infinito e ilimitado, el cual despliega sin interrupción. Este Dios es uno y sólo puede ser uno, no dos o más. Él es uno, con una unificación completa que supera a cualquiera de los tipos de unidad que hacen parte de los reinos creados. Él está completamente unificado y no existe ninguna unidad similar a la Suya dentro de los reinos creados. La capacidad de Dios y Su poder no tienen limitación o frontera. Su poder no es el poder de un cuerpo y El no tiene cuerpo o cualquier otra forma.

Así como Su Existencia es de una naturaleza completamente diferente a la de los seres creados, así también, Su verdad no es comparable a la de estos. Considerando que todos los seres creados precisan de El, sin embargo El, Bendito Sea El, no precisa de ellos.

La obligación con respecto a esta doctrina, no es sólo de entender este precepto en una ocasión, es estar de acuerdo con la misma e imprimirla en nuestro corazón. Es una obligación permanente de cada persona, pensar y contemplar la existencia del Amo del universo, así como Su grandeza, con el fin de establecer con firmeza, el conocimiento de Dios en el corazón y en la mente. Todos debemos reflexionar constantemente sobre ello, como escribió el Rey David (Salmos 16:8): “Yo siempre sitúo a Dios delante de mí; debido a que El se encuentra a mi diestra, no vacilaré.” Este reconocimiento de la existencia de Dios incluye la aceptación de Su Majestad y Su Autoridad constante. Por lo tanto, las personas están obligadas a través de este reconocimiento a aceptar para sí mismas el precepto de Dios con respecto a los Siete Mandamientos Noajidas.

La Ruta Noajida

Cualquier Gentil que acepte estos Siete Mandamientos Noajidas y tenga el cuidado de observarlos, es verdaderamente un individuo piadoso, y merece una porción eterna en el mundo futuro por venir. Esto sólo aplica si la persona los acepta y los cumple, bajo el entendido de que el Santo, Bendito Sea El, los ordenó en la Torá y los dio a conocer a través de Moisés, nuestro maestro, y que le fueron ordenados previamente a los descendientes de Noaj (Noé) para ser cumplidos.

Servir a Dios con la Mente y el Corazón

Es de la incumbencia de cada persona intentar alcanzar la comprensión del Creador, conforme a su capacidad, debiendo meditar siempre sobre la grandeza del Creador, y sobre Su control en la totalidad de la creación. Esto con el fin de despertar nuestro corazón al amor y temor de Dios. 

¿Qué es este amor y temor? Cuando una persona entiende que Dios es el Creador de todo y lo mantiene todo en existencia en cada momento, y que Dios creó a todas las personas, por los que ellas deben honrarle y servirle, y así bien meditar en la grandeza infinita de Dios, de acuerdo a la capacidad y nivel de comprensión particular, de esta forma llegará a amar a Dios. 

Cuando se contempla también la humildad de cualquier creación en comparación con el Creador de todo, se descubre la infinita grandeza de Dios; de esta manera el asombro y el temor de Dios desciende sobre nosotros. Una persona también se sentirá menos orgullosa, al adquirir conciencia de que es una pequeña y humilde creación con muy limitado entendimiento, la cual se encuentra de pie en la Presencia del Omnipotente Dios. 

También se incluye el esfuerzo que una persona debe hacer para seguir los caminos correctos y para realizar acciones que sean agradables a Dios, incluso si no hay mandamientos específicos aplicables. Dios espera que si una persona es bendecida con la oportunidad de aprender de estas maneras, ella se esforzará por seguirlas. Los profetas de la Biblia Hebrea revelaron que estas son formas de bondad, justicia, misericordia, rectitud, gracia y humildad. Además, cada persona debería orientar su mente y su corazón, de modo tal que sus acciones estén de acuerdo con la voluntad del Creador.

También se encuentra incluida en la obligación de creer y reconocer al Creador del universo, la confianza que cada persona debe depositar en Dios. La persona debe tener la convicción suficiente de que Dios está, sin lugar a dudas, preocupado por él, así como lo está sobre todas Sus demás creaciones, y que todo lo que Dios hace es para el sumo bienestar de la persona, dado que Dios es el bien supremo. Uno de los aspectos de esta confianza está en que cada uno de los manda-mientos de Dios será en verdad para beneficio de la persona a quien le fue ordenado, al igual que es para beneficio del mundo en su totalidad.

La parte principal de este servicio del corazón y de la mente es la oración. Siempre se debe orar delante de Dios, haciendo nuestras peticiones a El por todas las necesidades, igualmente se debe agradecer y alabar a Dios, siempre en función de nuestra capacidad particular. Otro objetivo de este proceso de oración y contemplación es para que la persona sepa que no hay nada digno de confianza absoluta con excepción del Dios Único, quien es el Rey del universo. 

Cuando una persona reza, debe expresar claramente sus palabras a Dios con sus labios, de ser posible en forma verbal, y no sólo en sus pensamientos, por lo que ganará el mérito de hacer una buena obra en servicio de Dios. Una persona puede rezar en cualquier momento del día, y utilizando las palabras que escoja, siempre que sea respetuoso. Pero se debe tener cuidado de no utilizar oraciones que adoradores de ídolos han compuesto para sus liturgias y no se debe rezar a Dios en una casa donde se adore un ídolo.

La oración debe ser expresada en forma honorable, con el fin de honrar a Dios. Por lo tanto, es a su vez meritorio efectuar el rezo en un atuendo honorable. No se debe orar con ropa sucia, ni desnudo, como tampoco en presencia de otras personas que estén desnudas. Además, no se debe orar en donde hay mal olor, tampoco en un lavabo o sala de baño, o a una distancia menor a 1,8 mts (6 Pies) de donde se encuentren excrementos. En caso de encontrarse en un lugar donde otras personas están desnudas y se requiere elevar una plegaria a Dios, y la persona no dispone de otra oportunidad para rezar, esta persona debe girar su cuerpo (o al menos su cabeza) con el fin de no verles y sólo entonces orar. Si esto último es también imposible, y la persona se encuentra en las situaciones mencionadas, persistiendo una gran necesidad de orar, y no es posible cambiarse a un lugar que sea aceptable para la oración, es mejor orar en el corazón y no decir Nombre de Dios en ese lugar. 

De la misma manera en la que una persona debe alabar y bendecir a Dios por todo el bien que recibe, reconociendo que estos eventos provienen de El, es una obligación reconocer que las experiencias hirientes y las situaciones dolorosas son igualmente dirigidas por Dios. Es necesario conocer y admitir que los caminos de Dios están más allá de la comprensión del género humano. Todo lo que Dios hace con una persona es en verdad una oportunidad para el bienestar de la misma, como en efecto se ha dicho (Salmos 145:17): “Dios es justo en todos Sus caminos.”

Cada persona tiene algunas características que le son naturales y hay otros rasgos que se adquieren por fuerza de habituarse a actuar regularmente por sí mismo de esta manera. Una persona siempre debe estar evaluando sus rasgos de carácter y esforzarse por dirigirlos hacia la ruta apropiada. 

Particularmente se debe luchar por no enfadarse, ni convertirse en una persona iracunda. En caso de ser regularmente una persona irascible, el individuo debe entrenarse a sí mismo, actuando con humildad y paciencia hacia los demás, mediante la creación de hábitos, hasta que se adquieran permanentemente estas cualidades positivas. Igual sucede con los otros rasgos de carácter, mismos que se deben evaluar internamente, con sinceridad, determinando si estamos obrando como personas rectas, corrigiéndonos constantmente, de modo que actuemos en una manera que nos permita encontrar gracia ante los ojos de Dios y ante los ojos de otras personas.

El Poder del Arrepentimiento Personal

Al igual que cada persona necesita examinar sus acciones para determinar si estas son pecaminosas y arrepentirse de las que lo son, de la misma manera es necesario buscar en la personalidad de cada individuo, aquellos rasgos negativos que la persona posea, arrepintiéndose y corrigiendo a su vez estas características, tales como rasgos de ira, odio, celos, sarcasmo, búsqueda de fama y fortuna, o la búsqueda de deseos físicos, y los que se asemejen. Estos últimos rasgos son en algunas formas peores que los pecados que simplemente implican acción, toda vez que es muy difícil sustraerse de estos. Por ello, el profeta dijo (Isaías 55:7): “Dejen que el malvado abandone su camino y el hombre de iniquidad sus pensamientos, déjenlo retornar a Dios y El tendrá piedad con él, y [déjenle retornar] a nuestro Dios, porque El perdonará con abundancia.”

Una persona siempre debe considerarse a sí misma como perfectamente balanceada entre el mérito y el pecado, al igual que al mundo como perfectamente balanceado entre el mérito y el pecado. Si una persona comete un pecado, él puede inclinar su balanza y así la del mundo entero, hacia el lado de la culpabilidad, trayendo destrucción sobre sí mismo. Si lleva a cabo una buena acción, él puede inclinar su balanza y así la del mundo entero, hacia el lado del mérito, trayendo liberación y salvación sobre sí mismo y sobre los demás. 

Selecciones de Oraciones, Bendiciones, Principios de Fe, y Servicio Divino para Noajidas
ISBN 978-1-7323735-8-7 Segunda Edición © Ask Noah International con todos los derechos reservados. (Presentado aquí con permiso.)
Adaptado de The Divine Code y El Código Divino por Rabino Moshe Weiner.
Incluye oraciones diarias autorizadas por Rabino J. Immanuel Schochet.
Editores: Dr. Michael Schulman, Director, y Howard (Chaim) Reisner, Fundador, de Ask Noah International y Asknoah.org
Asistencia de traducción por Mauricio Betancur Diaz y Felisa MacDonald-Todorov.

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