En la sección de esta semana, Jaiei Sara (La vida de Sara) hay un versículo llamativo que, aparentemente, no tiene una enseñanza a simple vista. El versículo dice (Bereshit 24:1) "Y Avraham era anciano, venido en días". Rashi explica que este versículo es una introducción a la historia que viene, cuando Avraham decide mandar a Eliezer a su tierra natal a encontrar una esposa para Itzjak. Cuando Avraham vio que ya era viejo, se dio cuenta de la necesidad de asegurar la continuidad de sus tradiciones y valores.

Por otro lado, el Midrash nos dice que hay gente anciana y no venida en días y viceversa, gente venida en días y no anciana, que se refiere a la madurez de la persona. Sin embargo, ¿Qué clase de alabanza es decir que Avraham era maduro? ¿Acaso es todo lo que hay para decir sobre él?

Nuestros sabios explican que un anciano (zakén en hebreo) es aquel que adquirió sabiduría (Ze sheKana Jojmá), mientras que "venido en días" es aquel que "trajo consigo" todos los día de su vida. En otras palabras, el concepto de ancianidad en la Torá está relacionado con la completitud personal, mientras que el "traer los días" está relacionado con el efecto que la persona tuvo en el mundo.

La grandeza de Avraham era que él era completo en ambos aspectos, tanto en el trabajo consigo mismo como en trabajo con su entorno.

Esta es una enseñanza muy importante para todas las personas: por un lado no se debe pensar que un aspecto está por encima del otro, se debe trabajar en ambos, de manera de crecer personalmente (para uno mismo) y hacer crecer a la gente alrededor (para con los otros). Por el otro lado, no podemos dedicarnos sólo a uno de los aspectos, sino que debemos trabajar en ambos a la par.

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