Nos acercamos a la festividad de Pesaj, el tiempo de nuestra libertad. Como mencionamos muchas veces, el Alter Rebe, Rabí Shneur Zalman de Liadí (1745-1812) enseño que uno debe vivir con la Torá, es decir, con la porción de la Torá semanal, según la Torá se divide en 54 porciones que son leídas en todas las sinagogas a lo largo del mundo cada Shabat. De aquí se desprende que debe haber una enseñanza práctica en relación a Pesaj en la sección de esta semana.

El nombre de la parashá de esta semana es Tzav, que significa "manda". Al comienzo de la misma Di-s manda a Moshe que le diga a Aharón y sus hijos, los Cohaním, una serie de detalles sobre cómo debe ser ofrendado el sacrificio de Olá - holocausto. Sin embargo, previo a la ofrenda propiamente dicha Di-s establece que debe vestirse una ropa específica para preparar el Altar en la forma adecuada, removiendo las cenizas de la noche anterior y preparando el fuego sobre el mismo para el día corriente.

Aparentemente, más allá de las cuestiones ligadas al Templo y el trabajo en el mismo, no hay una enseñanza práctica para nosotros hoy. Sin embargo, cuando observamos el primer comentario de Rashi (Rabí Shlomó ben Itzjak, 1040-1105) de esta sección, vemos algo fantástico: Rashi comenta sobre la expresión que da nombre a esta parashá, la palabra tzav, que no es la forma habitual de dirigirse a una persona. En la mayoría de los lugares Di-s habla con Moshe para que le diga a un tercero (el pueblo judío, o un individuo) una determinada cosa, pero es poco común ver en la Torá que Di-s le diga a Moshe que mande a otro a hacer tal o cual cosa. Ante esta novedad, Rashi comenta: "La palabra Tzav no significa otra cosa que animar ahora y para siempre." O sea, Moshe no debía solamente transmitir un mandato Divino a Aharón y sus hijos en forma de mandato, sino que debía animarlo, urgirlo para que sea diligente con el mismo.

La Torá nos esta enseñando que no solamente uno debe ser diligente, rápido y eficiente en la observancia de los preceptos propiamente dichos, sino que aún en la preparación para los mismos, debe encontrarse la misma cualidad de diligencia. Y es esta preparación apropiada la que al final genera que la observancia misma sea la adecuada en todo sentido.

En sí Pesaj es una de las festividades judías que más preparación requieren, el limpiado exhaustivo de la casa, la compra de todos los materiales necesarios (comida en general, Matzá, vino, etc.), la búsqueda y venta del jametz y demás (¡aparentemente infinitos!) preparativos y, después de mucho trabajo y tiempo invertido, ¡todavía ni siquiera empezó la festividad misma! Para que tengamos todos un Pesaj casher y alegre debemos prepararnos en forma apropiada y alegre, con diligencia y eficiencia.

De hecho, conversando con un platense, me contaba cómo su madre pintaba las paredes de la cocina con cal para limpiarlas para Pesaj y que, además, tenían un armario donde estaban guardados los utensilios específicos de Pesaj, de manera de que cuando llegaba la fiesta, la casa lucía diferente. Se sentía el aire de Pesaj, mientras que al terminar la fiesta volvía la casa al estado anterior. ¿Por qué se sentía la casa diferente? Por que hubo una preparación acorde a Pesaj.

Que todos tengamos el mérito de vivir un Jag HaPesaj Casher veSameaj, una fiesta apropiada y alegre, y que podamos comer en este Seder de Pesaj de la verdadera ofrenda de Pesaj, en el Tercer Templo, con nuestro Justo Mashíaj.

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