Esta semana leemos en la Torá dos parashot: Tazría y Metzorá. Ambas tratan del tema de la milagrosa enfermedad llamada tzaraat (mal traducida como lepra). Maimónides explica que esa enfermedad aparecía cuando una persona hablaba lashón hará - mala lengua – de otra persona.

El proceso era que primero aparecían manchas blancas en la ropa de la persona, si continuaba con su comportamiento negativo, las manchas pasaban al cuerpo. Luego la Torá explica el proceso de purificación de la mancha.

¿Qué significa el concepto de tzaraat hoy en día? Más aún: ¿acaso la Torá tiene enseñanzas solamente para aquellos que no cumplen Mitzvot? Es decir, podemos entender que hay una enseñanza para quien está en el nivel de hablar lashón hará, la Torá rechaza ese comportamiento, pero para quien es cuidadoso con su boca, ¿qué le enseña el concepto de tzaraat?

Nuestros sabios nos explican que la fuente espiritual de tzaraat es la falta de jojmá - sabiduría. El alma tiene diez potenciales que se derivan de las diez Sefirot - esferas celestiales. El primero de esos potenciales se denomina Jojmá.

Es en ése potencial que se expresa la entrega total a Di-s. La razón de esto es porque en Jojmá el alma percibe a Di-s en forma de visión, como dicen nuestros sabios, que los sabios de cada generación son los ojos de esa generación, o dice el versículo: "El sabio, sus ojos están en la cabeza", o sea, hay una conexión esencial entre el concepto de sabiduría y la visión.

Entonces, siendo un nivel de visión de Di-s, es un nivel en el cual no hay lugar para otra cosa excepto la Voluntad de Di-s. En los niveles inferiores, al ser menor la revelación divina, hay opción para otra cosa, aún así sea la voluntad propia, pero ya existe lugar para la expresión de otra cosa más allá de la Voluntad Divina. Con ésto entendemos que tzaraat, la falta de ese nivel donde Di-s es revelado en forma de "verlo", trae inmediatamente consecuencias negativas, aún en los niveles de servicio a Di-s más elevados.

En palabras más simples, tzaraat es el resultado de que la relación de la persona con Di-s es limitada a su propio entendimiento. En lugar de ser una relación incondicional y todo abarcadora, en lugar de haber una entrega total a Di-s, la relación es condicional y limitada.

Cada persona puede encontrar en su propia vida, sea cual fuere su nivel de religiosidad y de observancia de la Mitzvot, espacios en su vida donde su entrega a Di-s no es total, donde la presencia de Di-s no es totalmente abarcadora (¡porque no lo dejan!, por así decir). Esto desencadena comportamientos contrarios a la Torá, ya sea en enojo, arrogancia, avaricia, etc. Cada uno debe hacer un análisis personal profundo para saber dónde esta "echando a Di-s" de su vida y abrirle las puertas.

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