Esta semana se leen dos secciones: Tazría y Metzorá (cuyas respectivas traducciones son "dé simiente" y "persona son la enfermedad Tzaráat").

El tema casi único de ambas secciones es lo concerniente a la enfermedad Tzaráat. Se trataba de una enfermedad en la cual salían diferentes tipos de manchas en la piel de una persona, o en las ropas o en la casa. En base a estas apariciones, se llamaba a un Cohen quien corroboraba que la mancha sea o no de Tzaráat y luego, dependiendo del caso, se procedía a aislar la mancha, para determinar su estado. Cuando la persona, ropa o casa se "curaban", la Torá describe el proceso de purificación del individuo manchado.

Hoy en día esta enfermedad no se encuentra, principalmente porque estamos en exilio, lo que significa, en otras palabras, que la presencia Divina está mucho más oculta de lo que estaba en otras épocas y esto genera que el mundo entero funcione de otra manera.

En forma espiritual, la enfermedad se encuentra con la misma (o más) fuerza que antes. Nuestros sabios se encargan de explicar esto diciendo que las manchas aparecían porque la persona hablaba lashón haRá, mala lengua, chismerío, difamación y demás habladurías. Primero las manchas aparecían en las paredes de la casa, si la persona no corregía su actitud, aparecían en sus ropas y, finalmente, en su propia piel. Esa persona era aislada del "campamento" o del asentamiento hasta que se cure, es decir, hasta que se arrepienta de su actitud difamadora y, consecuentemente, se cure de sus manchas. Luego la persona volvía a su casa y a su vida normal.

Claro está, se trata de una "enfermedad" muy actual, lamentablemente, si bien no en forma de manchas, pero su utilización y efecto son terribles: amistades, familias y comunidades enteras son destruidas por las habladurías...

Me gustaría enfocarme en el hecho de que la persona era aislada del resto de la sociedad. Nuestros sabios dicen que quien aisló a un amigo de otro hablando malas cosas, quien aisló a marido y mujer diciendo mentiras, sea aislado, hasta corregir su camino. La cura era el aislamiento.

Sin embargo, creo que podríamos hacer una aplicación inversa de este proceso. Hoy en día funciona al revés: las comunidades se destruyen por el aislamiento. Primero que nada debo aclarar que me refiero a la ciudad de La Plata. El común de la gente ya no se reúne con motivos de judaísmo, sino por otras cuestiones. Ni que hablar de, por ejemplo, jóvenes, que se encuentran en un estado inconsciente (y a veces hasta consciente) de aislamiento de los diferentes centros de judaísmo. Obviamente no como castigo por habladurías, sino por circunstancias de educación en la casa o simple ignorancia del tema judaico. De alguna manera se debe entender que ese aislamiento está acabando con el judaísmo... Claro, siempre están las grandes comunidades donde este efecto es menos notable, pero quien no está en una ciudad con grandes comunidades... se aisla, se pierde...

Cada uno debe hacer lo que esté a su alcance para revertir este aislamiento y, en un esfuerzo por hacerlo, surge una nueva propuesta en la ciudad de La Plata: El Makom. Makom en hebreo significa lugar, y la idea es que se abra u nuevo lugar de esparcimiento y reunión para jóvenes. Es un proyecto que aún se encuentra en gestación, pero aquellos y aquellas interesadas, pueden ver en www.elmakom.org.ar y registrarse o recomendar el sitio a quienes les parezcan pertinente.

Está claro que no es la solución completa al problema del aislamiento planteado, pero es algo. Es un granito de arena de un inmenso médano, pero si nadie coloca su granito de arena, nunca se va a llegar a tener ese inmenso médano.

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