La sección de esta semana se llama Vaieshev - se asentó. Como continuación de la parashá anterior, cuando Iaacov se encontró con su hermano Eisav y salió del encuentro entero, por así decir (en cuerpo y alma), la Torá nos cuenta que Iaacov y su familia se asentaron en la ciudad de Jevrón, junto a su padre Itzjak.

Luego la Torá nos cuenta todo lo que ocurrió con Iosef, el hijo "preferido" de Iaacov: sus hermanos lo odiaban y buscaban la forma de matarlo, lo tiraron a un pozo con serpientes y escorpiones, lo vendieron como esclavo varias veces y lo llevaron a la cárcel. A todo esto, durante muchos años Iaacov pensó que Iosef estaba muerto, por lo cual sufrió hasta que se reencontró con él (nuestros sabios explican que es Misericordia Divina que la persona se olvida del sufrimiento del fallecimiento de un ser querido luego de un año, para poder continuar con la vida a pesar de la pérdida. Sin embargo, en éste caso, como Iosef estaba vivo, Iaacov no lograba consolarse tras su supuesta muerte).

Está claro en el pensamiento judío que todos los eventos que ocurren en la vida de una persona son Providencia Divina, es decir, son ordenados y presentados por Di-s para que la persona crezca espiritualmente y llegue a la completitud de sus capacidades. El Midrash conecta esta idea con la actitud de Iaacov en ésta sección.

En las secciones anteriores se cuenta que luego de que Eisav quisiera matar a Iaacov, éste se fue a la casa de su tío Lavan, donde trabajó siete años para casarse con Rajel, sólo para ser engañado y le dieran a Lea como esposa. Entonces, trabajó siete años más por Rajel (¡ahora si!) y después seis años más para hacerse del dinero necesario para mantener a su familia (ya con cuatro esposas y once hijos). Al final, Laván lo amenaza de muerte y lucha contra el ángel guardián de su hermano.

Al llegar nuestra parashá, Iaacov quería asentarse en Jevrón y descansar junto a su padre, dedicarse a la familia y al estudio. Pero no pudo. Nuestros sabios comentan al respecto del nombre de esta sección que "Iaacov intentó asentarse en paz, e inmediatamente surgió el sufrimiento de Iosef" (ver Rashi Bereshit 37:2).

Vemos que, evidentemente no era el momento en la vida de Iaacov de asentarse, o sea, relajarse en la vida y descansar, mantenerse en un nivel espiritual determinado, sino de continuar con el trabajo consigo mismo y con su alrededor, elevarse continuamente. Cada persona tiene un trabajo a realizar en esta vida. Ese trabajo se realiza a lo largo de todos los años de vida. Por supuesto que existe el descanso, pero no descanso por sí mismo, sino un descanso para recuperar fuerzas y continuar con el trabajo. Dicho de otra manera, el descanso es parte del trabajo. Pero en nuestra sección Iaacov quiso "asentarse", descansar de las dificultades con que se había encontrado hasta ese momento de su vida, y Di-s no le permitió.

Cada uno debe plantearse si sus descansos son parte de su trabajo o no, si se encuentra estancado en un nivel o no, de manera de no desperdiciar el tiempo que Di-s nos da sobre la tierra.

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