De acuerdo a la Torá, un niño no está obligado a observar las Mitzvot hasta ser adulto. Sin embargo, nuestros sabios mandaron a educar a nuestros hijos a hacer Mitzvot y evitar hacer aquello que está prohibido.

Este precepto se llama Jinuj, y comienza en cuando el niño es capaz de observar cada precepto. Tradicionalmente, a la edad de tres años se enseña a decir las bendiciones por la comida y algunas plegarias básicas. Entonces el niño comienza a cubrir su cabeza y vestir Tzitzit, mientras que las niñas comienzan a encender velas de Shabat.

Al comienzo el método de premios es utilizado para que el niño se acostumbre a la observancia, pero el objetivo es enseñar a apreciar cada Mitzvá y la conexión que genera con Di-s.

En cuanto el niño comienza a hablar, se le enseñan versículos fundamentales de la Torá, como "Shemá Israel".

Quien no puede cumplir esta Mitzvá por sí mismo, puede delegarla en los maestros en la escuela. Sin embargo, esto no quita la responsabilidad de la educación de los padres, ya que la escuela brinda, principalmente, información, mientras que la casa formación emocional.

A pesar de que la obligación de educación reside sobre el padre, la educadora más efectiva es la madre que, a través de su suavidad femenina natural y el hecho de que pasa más tiempo con los hijos, la hacen más apropiada para transmitir los valores y la moral del judaísmo a sus hijos.

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