Este artículo está traducido de www.chabad.org. Haga click aquí para ver el original en inglés.

Imagínese llamar al plomero porque su cocina está tapada. Cuando llega, saca de su caja de herramientas un estetoscópio y un escalpelo. O el escenario inverso: usted llega a la guardia del hospital con un codo roto y el doctor saca un alambre para destapar caños y una llave francesa...

Cada herramienta tiene su lugar y momento apropiado, y una sociedad funcional se apoya en que los profesionales utilizan las herramientas de sus respectivos oficios.

Lo mismo ocurre con nuestros líderes.

La función de nuestros líderes espirituales y clero es la de inspirarnos a tener fe. El Zohar se refiere a Moshe como raia mehemna, "el pastor fidedigno", que también puede traducirse como "el pastor de la fe" - un título ganado porque infundió a su generación con la fe en Di-s. Conceptos como Di-s, la bondad inherente de la humanidad y la providencia Divina no pueden ser probados empíricamente. Pero nuestra nación sobrevivió miles de desafiantes años gracias a los esfuerzos de gigantes espirituales que sostuvieron y nutrieron nuestra fe.

En la ausencia de causas lógicas: ¿qué lleva a Israel a continuar el camino de las concesiones? Los líderes políticos tienen una tarea decididamente diferente. Ellos gobiernan basados en la lógica, antecedentes probados y una realidad frecuentemente desagradable. Sería un abandono del deber de su parte basar sus políticas en la fe. Imagínese, enfrentados a un inminente huracán, en medio de un plan de evacuación, que el gobierno recomiende a los ciudadanos rezar y tener fe... O quizás que el presidente se dirija a la nación y les recomiende "asumir un estado mental positivo" sobre aumentar la cobertura medica gratuita...

Sin embargo, los políticos que manejan el conflicto Israelí-Palestino del Medio Oriente parecen tener una afinidad insana hacia el rol del rabinato.

Estos son los hechos según yo los veo: treinta años de concesiones y propuestas de paz de Israel no aplacaron a sus enemigos, ni trajeron paz y seguridad. En su lugar, lograron el opuesto exacto. Hasta el día de hoy, todos los acuerdos de paz y las "dolorosas concesiones" no nos trajeron ni una pulgada más cerca de la paz. Miles de nuestros hermanos inocentes fueron asesinados por el terrorismo Palestino desde la firma del "histórico" acuerdo de Oslo en 1993. Las retiradas del sur del Líbano y Gaza trajeron consigo letales misiles en Ashkelon, Haifa y Safed. Gaza es ahora un semillero de terrorismo radical, e Israel está sujeta a ataques diarios de misiles.

Las treguas y ceses de fuego has sido repetidamente utilizados por el enemigo como tácticas, los cortes temporarios de hostilidad usados para reagruparse y rearmarse. Las charlas y cumbres potenciaron y envalentonaron a nuestros enemigos, quienes sienten debilidad y voluntad de conceder.

En la ausencia de una causa lógica para continuar en esta peligrosa dirección: ¿qué lleva a los líderes electos de Israel a continuar el camino de las concesiones? Bueno, la alternativa a la lógica es la fe. Fe en que debe haber alguna manera de inducir a individuos quienes han reiterado en numerosas ocasiones su determinación de borrar del mapa a Israel a dejarnos vivir en paz. Fe en que a pesar de que han pedido la mano entera (toda la tierra), los podemos satisfacer con un dedo (autonomía, o partes de la tierra). Fe en que un registro de centurias de antisemitismo puede ser revertido. Ah, y por definición, la fe no puede ser cuestionada o probada errónea.

Frecuentemente escuché la pregunta: "¿Por qué los rabinos emiten opiniones al respecto de asuntos políticos, cuestiones que no son del campo de su profesión?" Quizás la pregunta debería ser al revés: ¿por qué los políticos están tan consumidos con fe, acaso no deberían dejar esto a los rabinos?.

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