Dicen nuestros sabios que, desde que entra el mes de Adar (o sea, a partir del miércoles, el primer día de Adar) debemos agregar en alegría.

Hay varios lugares en la Torá escrita y oral donde aparece el concepto de la alegría. Comenzando por los cinco libros de Moshe, en medio de una serie de declaraciones muy duras, aparece la idea de servir a Di-s con alegría, pasando por los salmos, "Servid a Di-s con alegría" y llegando finalmente a la filosofía judía, donde la alegría se describe como una herramienta que "rompe las barreras", es un tema recurrente en el judaísmo en general y en el jasidismo en particular. Pero, ¿por qué?

Como mencionamos, "la alegría rompe las barreras". La explicación más simple de esto es que la actitud puede cambiar un veredicto diametralmente. No es lo mismo presentarse a una entrevista de trabajo mal vestido, medio dormido y triste que lo opuesto... es muy probable que en el primer caso el empleador decida no emplearte...

Lo mismo se aplica a la alegría en general, es una actitud en la vida. Una forma de vivir la vida. La vida está guiada por un Maestro mayor de obras, que nos coloca en los lugares y momentos adecuados. Podemos renegar y enfrentarnos a cada situación de mal humor, o podemos, simplemente, disfrutar de la vida. Una actitud.

Sin embargo, hay una explicación más profunda, y parte de la idea de que la alegría no es sólo una actitud que ayuda a "pasarla mejor", sino que es una herramienta que nos ayuda a superarnos en lo personal, a dejar libre nuestro verdadero ser para que se revele y, desde ese nivel tan esencial, pasar las dificultades.

Un ejemplo para entender la idea es que en los momentos de mayor alegría la persona hace cosas que en otro momento no haría, por ejemplo, un hombre serio y estructurado, padre de un único hijo, puede llegar a bailar, hacer piruetas y reírse como nunca lo hizo antes en el día de casamiento de su hijo. Porque la alegría rompe con la barrera de lo "correcto" e "incorrecto" socialmente hablando.

Y lo mismo se aplica al concepto del servicio a Di-s. Aquello que puede parecer una carga, una obligación y un serio deber, seco y mecanizado, puede tornarse en algo que la persona disfrute, lo llene de vitalidad y sentido, simplemente haciendo lo mismo, con alegría. Porque la persona rompe con sus propias limitaciones con alegría.

Cada ser humano en general, y el pueblo judío en particular, tiene la capacidad de despertar esa alegría en el servicio a Di-s, simplemente pensando en la idea de que Di-s, el Rey de todos los Reyes, el Santo, bendito sea, lo eligió para vivir y afectar el mundo, lo eligió para ser partícipe de Su Plan Maestro, revelando Su presencia en cada una de las cosas cotidianas de la vida.

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