Uno de los asuntos de la sección semanal de la Torá es el Man (Maná en español). Este fue un alimento que acompañó al pueblo judío en su travesía por el desierto.

La Torá relata que caía desde el cielo (a tal punto que al comerlo se hacía la bendición hamotzí lejem min hashamáim - que saca el pan ¡del cielo!) por la madrugada y era recogido y procesado por las personas, para hacerlo comestible.

Este alimento tenía varias cualidades especiales, como ser que tenía el gusto que uno quisiese probar, duraba sólo un día (excepto el que caía el viernes que duraba por el viernes y Shabat, día en que no caía) y la dificultad de su recolección dependía del nivel espiritual de la persona, entre otras.

Las historias de la Torá no son meramente historias, sino que llevan consigo enseñanzas para la vida diaria en nuestros días y nuestros lugares. De hecho, el Zohar dice que así como el ser humano tiene cuerpo y alma, la Torá también: las historias son el cuerpo de la Torá mientras que el significado y la enseñanza son el alma. Es la manera en que algo sublime y abstracto "toma forma" en este mundo para que los seres humanos podamos beneficiarnos de su sabiduría.

Al respecto del Man, uno podría pensar que se trata meramente de un relato histórico ya que hoy en día no cae Man del cielo y, más aún, si bien ocurrirán grandes milagros en la Era Mesiánica al respecto de los alimentos, pero no se menciona que el Man va a volver a caer. Entonces: ¿para qué sirve el relato del Man en el desierto?

En adición a las virtudes mencionadas, el Man tenía otra característica sobresaliente: no tenía desperdicio. Todos los alimentos que ingerimos tienen un porcentaje de materia útil, proteínas, vitaminas, fibras, etc., y un porcentaje de desecho. Nuestro sistema digestivo se encarga de separar las partes útiles de las inútiles, conservando las correspondientes y desechando las otras.

Sin embargo, el Man no tenía desperdicio: todo era absorbido por el cuerpo.

Uno de los simbolismos del Man es la Torá misma. Así como el Man no tenía desperdicio, la Torá no los tiene.

Cada detalle, cada historia, cada relato tiene un 100% de material útil para nuestra vida. Si bien puede parecer que algunas cosas son como "anticuadas" uno debe profundizar en el estudio para saber encontrar la aplicación moderna de esa idea. En otras palabras, no tenemos que vivir como se vivía hace 3000 años, sino que debemos vivir hoy, utilizando toda la tecnología y la sabiduría acumulada junto con los principios eternos de la Torá, que es algo totalmente diferente.

Como solía decir Rabí Meir en la Etica de Nuestros Padres: "No observes el envase, sino lo que contiene", la Torá tiene una materia prima totalmente útil.

Solo debemos ingerirla y digerirla, como dicen los Salmos "Prueben, y verán que Di-s es bueno"

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