"El alma del hombre es una lámpara divina". (Mishlei 20:27)

El acto de encender la Menora de Januca contiene todo el propósito de todo ser humano.

Porque toda alma humana entró a este mundo con un único propósito: ser una lámpara. Llevar luz donde sea que hay oscuridad.

Cuando das a la gente fe en sí mismos, en su futuro, en la santidad de sus almas, no solo has traído luz para ellos, sino que los has hecho lámparas humanas.

Les diste su propósito.

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