Este jueves es el aniversario del fallecimiento del padre del Rebe, el Rabí Levi Itzjak Schneerson, de bendita memoria.

Una de las ideas de un iortzait - aniversario de fallecimiento - es que todo el trabajo espiritual que la persona realizó a lo largo de su vida cobra una nueva fuerza y se revela en la tierra en ese día. Esto es en adición a la elevación del alma del fallecido año tras año, y en adición al efecto que el alma tiene en este mundo en general.

Nuestros sabios dicen en la Etica de Nuestros Padres que un sabio es una persona que aprende de todos los seres humanos (a tal punto que Reb Zusia de Anípoli solía decir que hay siete cosas que aprender de un ladrón, 1) su rapidez para trabajar, 2) la confianza en el éxito, 3) la persistencia, si falló una vez, vuelve a intentar, 4) su discreción, 5) se pone a sí mismo en peligro, 6) lo más pequeño es importante y 7) trabaja con mucho esfuerzo) por lo que, por supuesto, a pesar de no haber tenido una relación directa con Rabí Levi Itzjak, podemos (y por eso debemos) aprender algo para nuestra vida cotidiana.

Uno de los pilares de su servicio a Di-s fue el sacrificio por el judaísmo. Muchas historias se cuentan sobre cómo, en muchas ocasiones puso su propia vida en peligro para llevar adelante algo relacionado con el judaísmo, como ser hornear Matzot para Pesaj o celebrar una boda judía.

En sus tiempos, en la Rusia comunista Stalinista, la observancia de la Torá estaba directamente relacionada con el sacrificio de la vida. Si a uno lo encontraban practicando el judaísmo o apoyando su práctica de cualquier manera, podía ser enviado a Siberia por decenas de años o, como ocurrió con el padre del Rebe mismo, a lugares tan inhóspitos como Alma Ata en Kazakhstan.

Hoy en día (gracias a Di-s), la observancia de la Torá ya no está ligada al sacrificio de la vida. Vivimos, en general, en un mundo libre, donde, más allá de alguna mirada extraña en la calle o algún ignorante gritando algo desde un automóvil pasando, no hay ningún impedimento para vivir como la Torá manda.

Entonces, ¿cómo aplicamos el sacrificio de Rabí Leví Itzjak a nuestras vidas actuales? Este sacrificio se expresa en la actitud y el enfoque que la persona tiene frente a la Torá y sus Mitzvot. El sacrificio es vivir en este mundo, pero pensar en otro mundo. Como el Alter Rebe solía decir, "Aquello que está prohibido [por la Torá], está prohibido, aquello que está permitido, ¿quién lo necesita?". En términos más claros y prácticos, por ejemplo, ¿alguna vez se le ocurrió que podría dar más Tzedaká de la que ya da (o comenzar a dar)?

Debemos saber que tenemos en nuestra historia miles de años (¡literalmente!) de sacrificio y entrega por nuestros principios y leyes que nos conectan y unen a Di-s. Se requiere de nosotros que continuemos, cada uno a su nivel y en sus circunstancias, en ese camino de sacrificios, para llegar a la Redención Final, con nuestro justo Mashíaj, rápido en nuestros días.

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