La sección de esta semana se llama Ekev (dado que). Moshe continúa preparando al pueblo judío para su ingreso en la Tierra de Israel, explicando ciertos preceptos y mencionando otros que hasta ahora no habían sido transmitidos, como la bendición después de las comidas. Además, aparece en esta parashá la segunda sección del Shemá.

Nuestros sabios explican que el orden de las tres secciones del Shemá se debe a que la primera parte habla de aceptar a Di-s como el Señor, la segunda menciona aceptar los preceptos de Di-s y la tercera (a pesar de aparecer antes en el texto de la Torá) habla de Tzitzit, Mitzvá que se aplica solamente de día (mientras que los otros conceptos mencionados anteriormente se aplican tanto de día como de noche, por eso la preceden).

Una de las ideas centrales de la segunda sección del Shemá, que está en la parashá de esta semana, es la idea de recompensa y castigo. Di-s premia la observancia de Mitzvot y castiga su descuido. Hoy en día los castigos no se aplican tal y cual aparecen en la Torá por falta de Sanhedrín (Juzgado mayor), falta del Templo y demás cuestiones. Sin embargo, el sistema continúa vigente y, tanto la recompensa como el castigo son espirituales. De hecho, según la tradición mística judía, las recompensas mencionadas en la Torá son únicamente espirituales. Aún cuando la Torá habla de "alargar la vida", "heredar la tierra" y otras expresiones que parecen tener aplicación material, no deja de referirse a la vida espiritual y a la tierra espiritual, el Gan Eden.

El pensamiento jasídico reveló en la Torá una nueva dimensión de profundidad. Cada frase pasa a tener un significado novedoso y, lo que lo hace más llamativo aún, un significado que se aplica al servicio espiritual de cada persona y lo impulsa a mejorar sus cualidades y acercarse a Di-s.

En medio de la descripción del sistema de recompensa y castigo, la Torá dice (Devarím 11:16-17): "Cuídense, no vaya a ser que se desvíe su corazón […] y se perderán rápidamente de la buena tierra que Di-s les da".

Sobre este último versículo el Alter Rebe, Rabí Shneur Zalman de Liadí (1745-1812) enseñó que, por un lado, la voluntad de la persona y su deseo de servir a Di-s se identifican con la Tierra de Israel. La palabra tierra en hebreo, eretz, está relacionada con la palabra ratzón, cuyo significado es voluntad. La persona debe trabajar consigo mismo para "perder" la actitud de "rápidamente" de su voluntad ("tierra") de servir a Di-s.

En otras palabras, cada momento, cada Mitzvá, debe ser aprovechado y vivenciado al máximo de la posibilidades, no recortado y acelerado. Un ejemplo simple de esta idea es el rezo de Shabat: dado que las personas tienen más tiempo en Shabat, ya que no tienen obligaciones, nuestros sabios agregaron al rezo una serie de salmos cuyo objetivo es que la persona aprecie y perciba la grandeza divina con detenimiento, cosa que durante la semana, por las obligaciones laborales, no puede hacer.

Entonces, el versículo, según esta interpretación está diciendo que debemos quitar (hacer perder) el rápidamente, la celeridad, de la tierra, de nuestro servicio a Di-s. Y lo mismo se aplica a todas las situaciones de la vida: cada proceso, cada paso del crecimiento, lleva un tiempo determinado y ese tiempo debe ser disfrutado y aprovechado, para poder llevar el proceso de crecimiento a su máximo nivel. Aún cuando se trata de situaciones dolorosas, que Di-s nos salve, debemos saber que cada instante de esa vivencia tiene una razón de ser y debe ser utilizado para el refinamiento personal.

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