No hay cosas, sólo palabras. Las Palabras Divinas de la Creación.
Las palabras se desordenan y ya no entendemos su significado. Sólo entonces se vuelven cosas. Palabras en exilio.
Si es así, su redención radica en la historia que contamos con ellas. Reorganizando el ruido en significado, redefiniendo lo que es real, y viviendo la vida en consecuencia.