El año de estudio había terminado. Todos estaban preparados para el acto de graduación.
Dani estaba orgulloso de si mismo. Se había dedicado especialmente este año a estudiar. Había sido el mejor alumno de la clase.
En el acto, todos aplaudieron cuando el nombre de Dani fue mencionado por el altoparlante. Caminó hacia el escenario para recibir el premio al mejor alumno. El moré Iaakov sonrió, le dio la mano y una caja envuelta en papel de regalo, junto con otra cajita más chiquita.
Después del acto, Dani se acercó a Iaakov y le dijo Gracias por el premio".
"Te lo merecías," respondió Iaakov, "te esforzaste mucho este año".
"Pero, ¿por qué me diste un premio de más?" preguntó Dani.
"Ese fue un extra" sonrió Iaakov. Luego de un momento dijo: "Dani, a vos te gusta estudiar. Fijate en la parashá de esta semana y vas a encontrar una mitzvá que puede ser comparada con el premio extra que recibiste".
Dani estaba muy intrigado, y encontró la mitzvá.
En la parashá de esta semana, aprendemos sobre la mitzvá de "haanaká", dar un extra. Un sirviente judío, trabaja para su señor durante seis años, y luego es liberado. Cuando se va, su maestro le debe dar regalos.
Estos regalos no son el pago por el trabajo del sirviente. El maestro le paga al sirviente al comienzo, antes de empezar a trabajar. Por seis años, el maestro cuida de todas las necesidades del sirviente, su mujer y sus hijos. Luego, le da regalos extra.
HaShem es nuestro Maestro y nosotros lo servimos fielmente, preparando el mundo para que sea Su casa. El nos recompensa por nuestro servicio y cuida de nuestras necesidades. Cuando la gueulá, redención, llegue, El también va a cumplir la mitzvá de haanaká al darnos regalos extra. Hoy podemos sentir algo de la santidad de Hashem. Cuando llegue la redención, HaShem nos va a dar un extra y nos va a mostrar santidad que hoy no podemos sentir.