Uno de los conceptos más profundos del rezo, la tefilá, es conexión. No se trata solamente de recitar una serie de palabras ni tampoco de conectarse con el vecino, sino de expresar nuestra conexión con Di-s. Es como en una relación de pareja, no alcanza con sentir amor por el otro, es necesario expresarlo en la práctica. De la misma manera la tefilá, expresa la conexión esencial del iehudí con Di-s.

Para que esto pueda ocurrir, se necesita de un espacio adecuado, el contenido correspondiente, un ambiente conductivo a la reflexión, al sentimiento y a apreciar y celebrar ser iehudím.

Y esto lo que pasó este Rosh HaShaná en el Beit Jabad: la afluencia de gente hizo que por momentos el espacio se volviera pequeño y por momentos más grande, pero la alegría y comodidad de quienes asistieron se mantuvo constante. Alegría de ser parte de este maravilloso pueblo judío. Emocionarse con el Shofar, cantar al unísono Avinu Malkeinu (nuestro padre, nuestro rey) y disfrutar de un Farbrenguen en Shabat son algunos de los momentos destacables.

¿Gracias? No. Creo que cada uno que participa debe decirse gracias a sí mismo/a, gracias por dejarse ser, por dejar a su neshamá, su alma, expresarse.

¿Felicitaciones? Tampoco. Creo que cada uno que participa debería felicitarse a sí mismo/a por generar este espacio en la ciudad de La Plata.

Así también será, Di-s mediante, este Iom Kipur, cuando podamos vivenciar nuevamente servicios significativos, explicados y amenos, en un ambiente familiar.

Gmar jatimá tová, leShaná tová uMetuká

Que finalice para bien el sello, para un año bueno y dulce.

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