Al final de la parashá de esta semana, llamada Ki Tetzé (cuando salgas), la Torá da un mandato muy particular (que está repetido en parashat Beshalaj (Shmot 17:14-16): el precepto positivo de borrar al pueblo de Amalek (ver Devarím 25:17:19).

Luego de la milagrosa salida de Egipto y la increíble apertura del Mar de Juncos, donde el pueblo judío pasó por las aguas abiertas y los egipcios se ahogaron, la Torá nos cuenta que todos los pueblos de la tierra de Cnaan se derretían del miedo que tenían por la venida de los judíos. Pero el pueblo de Amalek no. Ellos salieron a la guerra contra el pueblo judío, por así decir, "enfriando una pileta de agua caliente" donde nadie quería entrar. Ellos se animaron a lo que nadie se animaba, dando lugar a que se le ocurra a los demás también. Entonces, Di-s manda a borrar a Amalek.

Más allá de los versículos propiamente dichos, este precepto es algo complejo de entender, ya que la Torá nos manda, por un lado, a borrar el recuerdo de Amalek (Devarím 25:19) y, por otro, a recordar lo que Amalek le hizo al pueblo judío. ¡Surge que no podemos borrar su recuerdo porque debemos recordarlo!

Para explicar un poco esta confusión, Rashi (un comentarista de la Torá) dice que el borrar el recuerdo de Amalek significa que no haya nada sobre lo cual se pueda decir que eso era de Amalek: se debe destruir todo. Esto lo aprendemos de las palabras "borrar el recuerdo de Amalek", que significa, como mencionado, borrar todo lo que se llame en su nombre. De hecho, en parashat Beshalaj, también se menciona la misma idea (de borrar el recuerdo), pero Rashi no comenta nada, porque ahí el énfasis es que Di-s va a borrar el recuerdo (literal, es decir, de la mente de las personas) de Amalek. Pero eso es algo que sólo El puede hacer. Por eso, cuando la Torá detalla la obligación del hombre al respecto del recuerdo de Amalek, Rashi dice "que no se mencione el nombre de Amalek sobre ninguna cosa", algo que el ser humano puede hacer.

Por otro lado vemos que, al final de la historia de Purim, el rey Ajashverosh le regala a la reina Ester la casa de Hamán, que también era descendiente de Amalek: ¿cómo pudo quedarse ella con algo de Amalek? La respuesta es que las personas y los animales de Amalek no pueden cambiarse, o sea, una vez que un animal es conocido como perteneciente a Amalek, no hay nada que pueda hacerse en el animal para cambiar eso. Pero una casa si puede ser modificada de manera que no se recuerde como perteneciente a Amalek.

Entonces, se debe recordar lo que hizo Amalek al pueblo judío (Devarím 22:17), para borrar todo aquello que les pertenece (Devarím 22:19), hasta que venga Mashíaj y Di-s borre su recuerdo de nuestras mentes (Shmot 17:14).

Hoy en día no existe, en forma física, el pueblo de Amalek, de manera de identificarlo y cumplir este precepto. Sin embargo existe su expresión espiritual. Amalek simboliza la frialdad, la indiferencia frente a la Torá y sus Mitzvot. Debemos eliminarlo de todas nuestras actitudes, debemos ser conscientes e involucrarnos con energía y decisión en el judaísmo, tanto en forma individual, cada uno consigo mismo, como en forma colectiva, en comunidad.

Que sean inscriptos y sellados para un año bueno y dulce,

1 comentario en «Recordar para borrar»

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