La sección de esta semana se llama Matot (tribus). El tema del comienzo de la misma son las leyes de Nedarím, promesas. El común de la gente suele decir que los judíos no juran o prometen, lo que, en realidad, es un error de comprensión del asunto mismo. Existen dos complejos tratados talmúdicos, Shvuot y Nedarím que tratan sobre las leyes de juramentos y promesas respectivamente. Es decir, en el judaísmo existen estos conceptos (porque están en la Torá), sólo que, preferentemente, uno debe evitar jurar o prometer dada la naturaleza grave y seria de un juramento o promesa. En resumen, se trata de la importancia de no mencionar el nombre de Di-s en vano, uno de los Diez Mandamientos.

Por esto mismo se acostumbra que cuando alguien se compromete a una cierta acción, dice bli neder, lo que significa "sin promesa", o sea, que si bien la persona tiene toda la intención de realizar aquello que dijo que iba a hacer, no queda ligada a esa acción la gravedad de una promesa.

Ahora bien, cada Mitzvá tiene una parte práctica y sencilla y una parte que carga una enseñanza más amplia en el servicio a Di-s. Más amplia quiere decir que no se restringe solamente a la Mitzvá misma, sino que enseña comportamientos y valores para el resto de los asuntos de la vida cotidiana.

En el caso de las promesas, la Torá dice, al comienzo de esta parashá (Bamidbar 30:3): "Cuando un hombre prometa […] no profanará su palabra, como todo lo que sale de su boca, hará". El significado simple del versículo es que la persona que promete debe cumplir lo que dijo. Pero: ¿Qué significa "profanar la palabra"? Rashi comenta sobre esta expresión y explica "no hará sus palabras mundanas", queriendo decir, desde una lectura superficial, que cuando la persona promete algo y no lo cumple, sus palabras fueron profanadas, hechas mundanas y ordinarias, o sea, le quitó credibilidad y virtud a lo que dijo.

Cuando observemos más detenidamente las palabras de Rashi, vamos a poder encontrar una enseñanza más profunda y más abarcadora. En hebreo, la palabra "palabras" (devarav) significa también "asuntos". O sea, que Rashi nos está diciendo "no hará sus asuntos mundanos". Y esta es la enseñanza más abarcadora: cada persona tiene "sus asuntos", desde el trabajo hasta las cuestiones más básicas como comer y beber. En ningún momento la Torá exige de la persona que deje de lado "sus asuntos" para dedicarse a otra cosa, por más espiritual que sea, sino que la Torá exige de la persona que "no haga sus asuntos mundanos", o sea, que a las mismas acciones que ya realiza, les introduzca un significado más profundo, una energía que conecte esas cuestiones con el servicio a Di-s.

Aquí reside uno de los fundamentos del judaísmo: la persona de debe apartarse del mundo, de la vida cotidiana, pero "no hará sus asuntos mundanos" sino que debe imbuirlos de santidad y divinidad.

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