Bilam, un profeta gentil, odiaba al pueblo judío, por eso, cuando vio la oportunidad de maldecirlo, no desperdició el tiempo. Sin embargo, su actitud fue precedida por Avraham, quien, también con diligencia, se adelantó a sacrificar a su hijo único, Itzjak. ¿Qué aprendemos del odio de Bilam en el servicio a Di-s?

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