Cuando Iaakov pidió de Iosef por favor no me entierres en Egipto"1, Iosef le prometió: "Haré cual tú me pides"2. Pero Iaakov no se quedó tranquilo, sino que agregó y pidió3: "Júrame", a lo que Iosef consintió, como cuenta la Parshá: "y le juró".

¿Por qué no le bastó a Iaakov la promesa de Iosef y solicitó también un juramento?. ¿Acaso dudaba que Iosef podría romper su promesa?"Sino que la insistencia de Iaakov se debía a la fuerza especial que hay en un juramento. Un juramento difiere de una promesa en el grado de compromiso que impone a la persona.

Cuando alguien promete, se dispone efectivamente a cumplir lo asumido y cuando llegue el momento hará todo lo que de él depende para honrar su promesa. Pero esto no significa que esté pendiente permanentemente de su promesa. A diferencia de ello, cuando jura llevar algo a cabo, no se lo quita de la mente, a sabiendas de la gravedad del juramento.

Al Patriarca Iaakov no le bastó una promesa y requirió de Iosef que también le jure, porque sabía que la concreción de su pedido podía llegar a verse envuelta en dificultades y sólo con la fuerza del juramento es que Iosef podría superarlas.

IOSEF SE QUEDÓ

Vemos una clara diferencia entre Iaakov y Iosef: Iaakov no aceptó ser enterrado en la tierra de Egipto y exigió de su hijo: Y me llevarás de Egipto"2. En contraposición a ello, el ataúd de Iosef permaneció en Egipto, y él sólo juramentó a sus hermanos que cuando llegue el tiempo de "recordar recordará Di-s"4, habrán de subir sus huesos con ellos.

A simple vista, esta exigencia de Iaakov (de no ser enterrado en Egipto) parece ser un interés de cubrirse él, mientras que sus hijos permanecen en el exilio. Pero siendo que no es concebible una lectura tal de la conducta de Iaakov, debemos decir que su proceder era en beneficio de Israel.

LA FUERZA DE IAAKOV

Los Sabios Z"L5 dijeron una regla: "un preso no puede liberarse a sí mismo de la cárcel". Para que los hijos de Israel pudieran salir de Egipto precisaban de una fuerza exterior, que no se encontrara dentro de Egipto, a través de la cual pudieran liberarse de ahí. Ese era Iaakov el Patriarca. Él estaba por encima de Egipto, por encima del exilio. Su lugar no era Egipto, sino la Tierra de Israel, y de ahí irradiaba fuerzas a los hijos de Israel que se encontraban en Egipto.

A diferencia de ello, Iosef sí se encontraba en Egipto, en el exilio; y estando ahí brindaba las fuerzas y fortalecía a los hijos de Israel. Por un lado, se encontraba en el lugar del exilio y por el otro desde adentro fortalecía al pueblo. Es por ello que su ataúd permaneció en Egipto, y su mérito protegió a los judíos durante su permanencia allí. Ese era el trasfondo interior de por qué Iaakov exigió no ser enterrado en Egipto mientras que los restos de Iosef permanecieron en Egipto.

CLAMOR POR LA REDENCIÓN

Esto nos explica por qué Iaakov hizo jurar a Iosef "y me llevarás de Egipto". Iaakov sabía, que por lo que era Iosef (el sostén del pueblo desde adentro, en Egipto) podría desear que también su padre se quede en Egipto para que su mérito proteja a los judíos. Por eso le hizo jurar que lo sacaría de Egipto, y por ende no tendría opción sino cumplir con el juramento, sin dudas ni pensamientos personales.

Hay aquí una enseñanza para cada judío: a pesar de que también en el exilio la Shejiná, la Presencia Divina, se encuentra con nosotros, sin embargo el judío debe clamar: "y me llevarás de Egipto"- con fe firme y confianza desde lo profundo del corazón, y en mérito a ello habremos de ser redimidos con el Mashíaj, pronto en nuestros días.

(Likutei Sijot Tomo 25, Pág. 270)

NOTAS: 1.Nuestra Parshá 47:29 2.Allí 47:30 3.Allí47:31 4.Allí 50:25 5.Berajot 5,b

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