La sección de esta semana se llama Mishpatím (leyes). Se trata de un largo listado (¡53 preceptos!) que lidian, en su mayoría, con leyes que regulan las relaciones entre las personas. Por ejemplo, no mentir, no robar, pagar los daños causados, etc.

Es tan amplia la legislación que surge de estos versículos que nuestros sabios dedicaron capítulos enteros del Talmud para expresar todos los detalles que se desprenden de las escuetas palabras de cada versículo, o a veces de letras, y a veces hasta de comas entre las palabras.

Ahora bien, en lugar de dedicarme a un precepto en particular, me pareció importante, como introducción al estudio de cualquier precepto de la Torá, entender el enfoque con el cual el pensamiento jasídico analiza cada cuestión, aún las cuestiones más mundanas como quien avergonzó a otro en público.

Hay dos tipos de preceptos: 1) Preceptos que hacen vida, 2) Preceptos que son creados por la vida. Los preceptos del tipo 2, los creados por el hombre, varían de lugar en lugar y de tiempo en tiempo, de acuerdo a las condiciones particulares de una tierra y a las condiciones del momento en la historia en el cual se debe aplicar la ley.

Por el otro lado, la Torá de Hashem, es la ley Divina que hace vida. La Torá de Hashem es verdadera, o sea, igual en todos los lugares y en todos los tiempos, independientemente de las condiciones bajo las cuales la persona se encuentre, las leyes de la Torá son las mismas.

Más aún, uno de los fundamentos del judaísmo (de acuerdo a la opinión de Maimónides) es que la Torá nunca cambiará. Sus preceptos y leyes eternamente serán iguales.

¿Qué quiere decir que los preceptos de la Torá hacen vida? La forma más simple de entenderlo es que los preceptos de Di-s moldean nuestra vida, le dan un contexto y forma específica que no cambia ni con el tiempo ni con el lugar. De hecho, más allá de variaciones según las costumbres, se puede encontrar la misma observancia de preceptos en los lugares más recónditos y desconectados de la tierra. Por ejemplo, en Pesaj, todos se juntan a comer Matzá, tanto en la India, como en El Congo como en la Argentina. Entonces, la Torá hace vida.

Otra forma de entenderlo es que la persona que los sigue, está conectado a la verdadera Fuente de Vida, que el Di-s. El concepto mismo de un precepto, en hebreo Mitzvá, se puede entender analizándolo desde su raíz en la palabra aramea Tzavta, que significa unión: una Mitzvá genera una unión entre el Mandante (Di-s) y el Mandado (el Hombre). Entonces la Torá hace a la vida misma.

Sea como fuere que se explique, el denominador común es el mismo: la sección Mishpatím nos enseña que aún las leyes más "mundanas", "humanas" y "comunes" son de origen Divino.

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