La sección de esta semana, que se llama Behar (en el monte) habla, entre otros temas, de las leyes sobre la venta de tierras en la Tierra de Israel. Si bien cuando fueron dichas no eran aplicables (ya que el pueblo judío se encontraba en el desierto), esas reglas regulaban la propiedad privada y permitían que cada tribu conserve su herencia ancestral. Esto se lograba con el concepto del Iovel, el quincuagésimo año, en el cual las tierras volvían a sus dueños originales. (Hoy en día estas reglas no se aplican).

En medio del relato, la Torá trae un versículo muy interesante, como explicando el por qué del precepto de devolver las tierras a los dueños originales (Vaikrá 25:23): "Y la tierra no será vendida definitivamente, porque es Mía toda la tierra, ya que extraños (guerím) y habitantes (toshavím) ustedes son conmigo". El significado simple del versículo es que, dado que toda la tierra le pertenece a Di-s, no hay ninguna razón para considerarla propia de manera de no querer devolverla a su dueño original llegado el año de Iovel.

Sin embargo, como en todos los asuntos de la Torá, hay una visión más profunda de este versículo, que puede aplicarse aún hoy en día, a pesar de no poder cumplir con el precepto del Iovel.

A modo de introducción, la palabra guerím en la Torá hace referencia a un grupo de gente viviendo fuera de su lugar, extraños en tierra extraña. Por el otro lado, la palabra toshavím hace referencia a quienes están asentados en su tierra en forma fija.

Siendo así, la nueva lectura del versículo es una especie de trato con Di-s: "Si ustedes se consideran a sí mismos como extraños en el mundo (guerím)", dice Di-s, "recordando que toda su existencia es temporal, entonces, Yo moraré entre ustedes en forma fija, como un toshav" (singular de toshavím, es decir, Di-s será un habitante fijo). "Pero", continúa diciendo Di-s, "si ustedes se consideran habitantes fijos del mundo (toshavím), entonces Yo seré como un guer" (singular de guerím, es decir, Di-s será un extraño en el mundo).

En otras palabras, la Torá nos esta mostrando que, en cierta forma, la presencia de Di-s en la tierra depende de nuestra actitud hacia la vida misma: cuando nos olvidamos de Di-s y pensamos que somos independientes y autosuficientes, Di-s se oculta; cuando tenemos presente constantemente que nuestra existencia misma es pasajera y dependiente, Di-s se revela en forma fija en nuestras vidas.

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