La parashá de esta semana se llama Shlaj – envía. La principal historia es la de doce espías que Moshe decide enviar a la Tierra de Israel para verla y analizar por dónde sería mejor entrar. Moshe les pide que observen las ciudades, las personas, la tierra misma, sus frutos y cualidades.

Diez de los doce vuelven con un reporte fantástico sobre la tierra propiamente dicha, dicen que los pueblos que viven ahí son gigantes y poderosos. Ellos sacan la conclusión que es imposible ingresar, lo que genera una desesperación tremenda en el pueblo judío que clama por volver a Egipto. Los otros dos espías los contradicen, diciendo que con seguridad se los puede conquistar. La historia termina con la muerte de los diez espías y el decreto de deambular por cuarenta años por el desierto, para que mueran todos aquellos que habían dicho que no querían entrar en la Tierra de Israel.

En toda esta historia la Torá menciona varias veces la palabra hebrea , malo o mala, refiriéndose a los diez espías, sus actitudes, sus difamaciones de la tierra y de Di-s mismo. No es una palabra que se repita tantas veces en el resto de la Torá... Evidentemente, la Torá nos está mostrando una imagen, por así decir, de algo malo. Sin embargo, cabe preguntarse: estos diez espías, en el momento en que fueron seleccionados para cumplir la misión, eran tzadikím, justos (ver Rashi Bamidbar 13:3). ¿Cómo puede ser que tzadikím den un reporte así? Y si no eran realmente tzadikím, ¿Cómo Moshe no se dio cuenta?

Para responder estar pregunta, me gustaría compartir un poema que llegó a mis manos a través de Seymour Mayne, un poeta judío canadiense que estuvo dando una serie de charlas en la ciudad de La Plata, bajo el auspicio de la Universidad Nacional de La Plata. Una de sus charlas fue sobre los poetas judíos de Canadá, y ahí nos encontramos y él compartió este poema. El poema está escrito por Leonard Cohen, originalmente en inglés, y esta es una traducción libre.

 

Todo lo que hay para saber sobre Adolf Eichmann

Ojos: medios.

Pelo: medio.

Peso: medio.

Altura: media.

Características distinguidas: ninguna.

Número de dedos de las manos: diez.

Número de dedos de los pies: diez.

Inteligencia: media.

¿Qué esperabas?

¿Garras?

¿Incisivos sobredimensionados?

¿Saliva verde?

¿Locura?

 

Ese es todo el poema. Es bastante auto explicativo, pero, simplemente para aclarar alguna posible duda, Adolf Eichmann fue uno de los principales jerarcas Nazis que pensó y llevó adelante el masivo asesinato de millones de judíos en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Fue juzgado en Israel en 1961, sentenciado a la horca y colgado en 1962. El poeta está describiendo, obviamente, una persona media, normal. A pesar de tratarse de un monstruo por dentro, lo que se ve es una persona media.

Quizás lo mismo podemos decir de los espías de la parashá de esta semana y, con seguridad, lo podemos afirmar sobre el concepto general del mal según la visión judía. ¿Quién dijo que el mal se ve como malo? Si algo se pudiese ver claramente como negativo, ¿Por qué alguien lo elegiría por sobre el bien? El sistema de libre albedrío que Di-s dio al ser humano es de tal forma que lo malo no parece malo, y lo bueno tampoco parece tan bueno. Y ahí está nuestro libre albedrío. Y para elegir, Di-s nos dio la Torá, que nos muestra el camino bueno y dichoso a seguir, cuáles son las cosas buenas y cuáles no.

2 comentarios en «El poema del mal»

  1. Estimado Rabi: tengo el deseo t la necesidad de convertirme al judaismo, siendo gentil y bautizado en la iglesia catolica al nacer como deberia hacer que pasos deberia se guir, le ruego tenga a bien informarme muy atte

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