Una de las bases fundamentales de la educación es el ejemplo. Es un hecho comprobado que el ejemplo que los padres dan repercute de una manera muy profunda en los niños. Ellos observan e imitan a los adultos. Además, esta idea se aplica a todos los aspectos de la vida.

Cabe destacar que, así como los padres reciben una visita en su casa, los niños lo harán con sus amigos, así como los padres conversan telefónicamente con sus amigos, clientes, familiares, etc., los niños aprenderán a relacionarse con los demás.

Nuestras actitudes influyen directamente en el comportamiento de nuestros hijos. Pasar un semáforo en rojo o transgredir una norma de tránsito (ni que hablar de gritarle al otro conductor por la ventana o asuntos similares) tanto lejos de los niños como cerca de ellos puede generar actitudes negativas en ellos.

Teniendo en mente este aspecto de la educación, cuando nuestros hijos no aceptan las normas o límites que les imponemos, debemos primero analizar nuestro propio comportamiento antes de condenar sus actitudes.

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