En el judaísmo el castigo no es una forma de retribución Divina, es decir, Di-s no castiga porque hayamos pecado, sino que el castigo es una forma de expiar y corregir el daño espiritual y/o material causado.

A su vez, sólo tiene sentido la aplicación de un castigo cuando uno sabe lo que se espera de él. Es por eso que la Torá detalla las prohibiciones advirtiendo y los castigos relacionados a ellas. Del castigo se puede aprender la gravedad de la transgresión.

Lo mismo ocurre en la relación padres-hijos. El buen comportamiento de un niño no es dictado por los castigos que se le aplican, sino por el deseo de cumplir las expectativas de los padres. Por eso, los padres deben ser claros con sus hijos al respecto de lo que esperan de ellos y no dar por asumido que un niño debe comportarse bien. Es necesario definir qué es el buen comportamiento. El castigo sólo indica la importancia de lo que los padres quieren del niño.

Además, es fundamental hacer hincapié en que lo que el niño hizo no está bien, pero que el niño no es malo o incapaz, etc. y por eso debe corregir el daño causado con una acción positiva, como pedir disculpas, o limpiar lo ensuciado, ordenar, etc.

2 comentarios en «El castigo»

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