Las secciones que se leen esta semana en la Torá se llaman Nitzavím (parados firmes) y Vaiélej (y él fue). Como todos los asuntos desde la perspectiva judaica no son casuales y son significativos, debemos aprender algo de esta unión. Aparentemente no tiene sentido: estar parado firme (Nitzavím) es el opuesto de andar (Vaiélej): ¿cómo pueden juntarse estas secciones?

La respuesta está directamente ligada con el mes de Elul, el mes previo a Rosh HaShaná y las festividades del mes de Tishrei. Es un mes de recuento: así como un comerciante hace un balance anual de sus ingresos y egresos para saber cuál es su situación actual y cómo debe encarar su trabajo con miras al año siguiente, durante el mes de Elul, todo judío hace un recuento de lo ocurrido a lo largo del año en términos de ingresos (Mitzvot realizadas) y egresos (Di-s libre y guarde) para saber en qué situación se encuentra y cómo puede mejorar para el año siguiente.

¡Aparentemente es una pérdida de tiempo! Mientras podría tener el negocio abierto y vender, ¡decide cerrar las puertas y contar mercadería! Sin embargo el cerrar las puertas y detenerse por un momento es el paso previo al crecimiento.

Esta es la enseñanza que extraemos cuando las secciones de Nitzavím y Vaiélej están juntas: para poder llegar a Vaiélej - avanzar, uno debe pasar por Nitzavím - pararse firme.

Y la verdadera firmeza se consigue a través de unirse a aquello que es firme y constante para no ser afectado ni por las dificultades propias internas ni por las externas de la sociedad. Lo único firme y constante que tenemos es nuestra Santa Torá, la Torá de Vida, a través de la cual nos unimos a la Fuente de la Vida, Di-s mismo.

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