Nuestros sabios dicen que el universo puede verse en tres dimensiones: espacio, tiempo y alma. Estas tres dimensiones están intrínsecamente conectadas, de manera que cada objeto tiene un lugar en el espacio, un período en el tiempo y un significado espiritual (alma).
En la sección de la Torá de esta semana aparece la primer Mitzvá de la Torá: contar los meses y los días según el calendario lunar. Más allá de los detalles que componen el precepto, el vivir con el calendario judío es parte de una Mitzvá.
A la luz de lo explicado anteriormente surge algo interesante: el calendario judío no se trata solamente de "otra" manera de contar el tiempo, sino que es fundamental para estar "sintonizado" con la vida judía en todo sentido. Dado que el tiempo, el espacio y el alma están unidos y definen cada cosa, el vivir con el calendario judío, es una forma de ubicarse dentro del judaísmo en general. Los nombres de los meses, los eventos especiales de cada día, desde los generales del pueblo judío como Pesaj o Sucot hasta los individuales, como el cumpleaños o un aniversario de fallecimiento, se cuentan de acuerdo al calendario judío y no de acuerdo al "otro calendario".
Y el por qué es muy sencillo: la falta de una de las tres dimensiones no es simplemente una falta circunstancial, sino que se transforma en una falta general.
Para entenderlo mejor, volvamos a la escuela: todos sabemos que una recta se define por dos puntos. Si uno tiene un sólo punto, no tiene una recta. No es que tiene una recta de un punto y le falta otro, ¡no tiene nada! Lo mismo ocurre con el judaísmo, si uno no está sintonizado con el tiempo judaico, no puede estar sintonizado con el espacio judío ni con el alma judía.
El aprender a usar el tiempo judío, nos va a ayudar a mejorar y llenar de santidad todos los aspectos de nuestra vida.