La sección de esta semana se llama Vaiélej (y fue). Básicamente habla de la Mitzvá de Hakhel (cada primer año del ciclo de 7 años el rey leía ciertas partes de la Torá frente al público de hombres mujeres y niños reunido en el Beit HaMikdash) y el traspaso del mandato de Moshe hacia Ioshúa.

Es una sección extremadamente corta (¡sólo 30 versículos!), pero, aún así contiene algunos conceptos muy importantes para la vida práctica actual. Es sabido que dentro del judaísmo hay dos tipos de leyes: leyes bíblicas y leyes rabínicas. A su vez, las palabras de nuestros sabios se dividen en tres: cercos (gzerot), decretos takanot y costumbres minhaguím).

El objetivo de los cercos es proteger, por así decir, a la persona para que no transgreda una ley bíblica. Por eso, nuestros sabios prohíben algo que, esencialmente, la Torá permite. El objetivo de los decretos es que la gente haga una acción determinada que la Torá no necesariamente manda a hacer, pero nuestros sabios ven apropiada. Las costumbres, a su vez, contienen ambas posibilidades, como hacer algo o no hacerlo por costumbre del lugar o la época.

Al respecto de este último punto, es común escuchar decir que la costumbre Ashkenazí es tal, o la Sefaradí es tal, o en tal o cual comunidad la costumbre es así. ¿Por qué las costumbres varían de lugar a lugar?

Nuestros sabios explican, basados en un versículo de esta sección (Devarím 31:26), que Moshe escribió trece libros de la Torá (iguales) y le entregó uno a cada tribu, mientras que el número trece lo colocó dentro o junto (es una discusión) al Arca donde estaban las Tablas de la Ley.

Esto nos muestra que la Torá fue entregada para ser interpretada en detalles y detalles de detalles para cada alma judía que, a su vez, está enraizada en ese detalle de la Torá (lo más interesante es que las reglas de interpretación también fueron entregadas a Moshe en el Monte Sinaí, de manera que no se puede interpretar cualquier cosa simplemente porque así uno entiende...).

Dicho de otra manera, cada persona tiene una porción de la Torá que "le pertenece", por así decir, ya que es la fuente a la cual está conectada su alma. De acuerdo a esa conexión, la persona capta y entiende la Torá de una manera determinada, de acuerdo a la perspectiva que observa desde esa porción.

Con esta idea se puede entender, en un nivel más profundo, la petición (Pirkei Avot 5:18) "y danos nuestra porción en la Torá". Superficialmente, le pedimos a Di-s que nos de toda nuestra medida de estudio de Torá que nos corresponde, junto a la tranquilidad y sustento necesarios para poder estudiarla, pero desde una perspectiva más profunda, le pedimos a Di-s que nos muestre cuál es nuestra porción en la Torá, la fuente misma de nuestra alma, para trabajar en revelarla y expresarla en la vida cotidiana.

Gmar jatimá Tová, leShaná tová uMetuká
Que seamos finalmente inscriptos para bien, para un año bueno y dulce.

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