Hasta ahora el Alter Rebe explicó lo importante que es la acción de las Mitzvot, más aún, es la razón misma por la que fuimos creados. Pero hay muchas formas de cumplir Mitzvot, unas mejores que otras. En este capítulo el Alter Rebe explicará un poco más sobre este tema.

Hay Mitzvot cuya acción es leer. Como, por ejemplo, la bendición después de las comidas y el rezo. La ley de la Torá (halajá) indica que si no verbalizamos las palabras de esas Mitzvot, no cumplimos la obligación1. O sea, si rezamos y, en lugar de leer con la boca, pronunciando las palabras, leemos con la vista solamente, aunque estemos muy concentrados en Hashem mientras vemos las palabras, es como si no hubiésemos rezado.

Pero las mismas Mitzvot, aún si no estamos concentrados en lo que decimos, ni en Hashem, ni en unirnos a Hashem con esas Mitzvot, pero pronunciamos las palabras, sí cumplimos la obligación.

Esto es así por lo que el Alter Rebe explicó en el capítulo anterior, que el Alma Divina bajó a este mundo para trabajar con el Alma Animal, el cuerpo y su porción del mundo a elevar, por eso, si el cuerpo “trabajó” (pronunciando las palabras del rezo, por ejemplo), el Alma Divina cumplió su propósito. Pero si el cuerpo “no trabajó” (porque sólo el Alma Divina se concentró en esas palabras y no logró pronunciarlas en la práctica), el Alma Divina no cumplió su misión…

¿Qué es la concentración en Hashem? Se refiere a pensar en lo que estamos haciendo. Por ejemplo, cuando rezamos, debemos saber que estamos cumpliendo una Mitzvá, uniéndonos a Hashem, debemos entender, por lo menos, lo que Le estamos diciendo, mejor aún si sabemos las leyes del rezo, mejor aún si conocemos qué significados ocultos muy profundos tiene cada parte del rezo, y así hay muchas cosas que llamaremos concentración, en hebreo cavaná.

Volviendo al tema, vemos que lo principal es la acción. Sin embargo, nuestros sabios2 dicen que el rezo sin concentración es como un cuerpo sin alma. Entonces, ¿es importante la concentración (cavaná) o no?

El Alter Rebe responde a esta pregunta en los próximos capítulos (desde aquí hasta el capítulo 40). Y empieza explicando la frase de nuestros sabios (“el rezo sin concentración es como un cuerpo sin alma”) usando un ejemplo de cómo está organizada la creación de Hashem. Hay cuatro tipos de criaturas:

1) Objetos inanimados, como piedras y minerales (domem en hebreo).

2) Vegetales, como plantas y árboles (tzomeaj).

3) Animales (jai).

4) Seres humanos (medaber).

En general, todas las cosas del mundo reciben su fuerza vital de Hashem a través de la “Cáscara brillante” (sobre este tema ver el capítulo 7). Cosas que tienen potencial para ser usadas para el bien (Santidad) o para lo opuesto (impureza). Y Hashem está como escondido dentro de cada una de esas cosas porque, al fin y al cabo, todo recibe su fuerza vital de Él.

Pero, obviamente, no es lo mismo una piedra que una planta. Una piedra no crece, una planta crece. Y el animal se mueve, mientras que la planta no. Y el ser humano piensa… Entonces, a pesar de que cada uno de estos cuatro niveles reciben, en general, fuerza vital de Hashem de la misma manera, en forma particular son muy diferentes.

Es como una familia con varios hijos de diferentes edades que se sentaron a cenar. ¿El menú de hoy? Puré de papas. Sin duda podemos decir que todos los hijos son iguales, todos reciben comida de la misma olla. Pero, a su vez, cada hijo, de acuerdo a su edad, recibirá más o menos comida. Los hijos mayores necesitan más energía, mientras que los menores comen menos. Entonces, cuando analizamos a cada hijo por separado, la cantidad de comida que reciben es muy diferente, a pesar de ser la misma comida y venir de la misma olla.

De la misma manera, piedras, plantas, animales y seres humanos son criaturas de Hashem y Su fuerza vital está dentro de ellos, pero hay más vitalidad en una persona, un poco menos en un animal, un poco menos en una planta y menos aún en una piedra.

Lo mismo pasa con el cuerpo y el alma: ambos reciben vitalidad de Hashem, pero es incomparable la vitalidad del cuerpo frente a la del alma. El alma da vida al cuerpo. Su energía Divina es muy superior a la del cuerpo.

Y lo mismo ocurre con las Mitzvot. La revelación de Hashem dentro de una Mitzvá cumplida con concentración para unirse a Hashem, es muy superior a la revelación de Hashem dentro de una Mitzvá cumplida sin concentración.

Hashem quiere que cumplamos las Mitzvot en forma práctica y que, además, lo hagamos con concentración, porque, de esa manera, unimos a Hashem nuestro cuerpo (acción) y nuestro alma (concentración). Sin embargo, la revelación de Hashem en la concentración es superior a la revelación de Hashem en la acción, así como la fuerza vital de Hashem en el alma es muy superior a la fuerza vital del cuerpo.

Ahora bien, en general, hay dos tipos de Mitzvot: unas que hay que hacer, como tefilín, y otras que hay que decir, como el rezo. También hay dos tipos de concentración: de tipo “animal” y de tipo “ser humano”.

Cuando cumplimos una Mitzvá con concentración de tipo “ser humano”, quiere decir que pensamos en la grandeza de Hashem, para tener amor y temor a Él y para unirnos a Él estudiando la Torá y cumpliendo las Mitzvot. Entonces, la Mitzvá que hacemos o decimos es como un cuerpo con el alma de un ser humano.

Por el otro lado, cuando cumplimos una Mitzvá con concentración de tipo “animal”, quiere decir que recordamos y despertamos el “Amor oculto” en el corazón de manera tal de estar listos para entregar nuestra vida por Hashem. Entonces, la Mitzvá que hacemos o decimos es como un cuerpo con el alma de un animal. Un animal, por naturaleza, por instinto (no porque lo entienda), se aparta de las cosas que le hacen daño y quiere las cosas que le hacen bien. Así también, este “Amor oculto” es algo natural en todo judío como legado de nuestros patriarcas, no algo que entendemos (como explicó el Alter Rebe en el capítulo 18).

1Talmud Brajot 31a

2Shnei Lujot HaBrit, Vol I, p. 249b

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