A partir de este capítulo, el Alter Rebe explica principalmente lo importante de las Mitzvot prácticas, es decir, usar la “Vestimenta” del alma de acción (las “Vestimentas” del alma son pensamiento, palabra y acción, explicadas en el capítulo 4) cumpliendo las Mitzvot para hacer de este mundo una morada para Hashem.

Al discutir este tema, el Alter Rebe explica muchos otros asuntos, llegando hasta el final de la primera parte del Tania, el Libro de los “Hombres intermedios” (Sefer shel beinoním).

Aún después de haber explicado varias ideas sobre cómo tener alegría y entusiasmo en el servicio a Hashem, el “Hombre intermedio” todavía puede tener algunas preguntas que lo hagan sentirse triste: ¿Para qué fui creado? Después de todo, nunca podré transformar mi Alma Animal al bien como un Justo y, por otro lado, si mi Alma Divina ya estaba ante Hashem antes de descender a este mundo e investirse en un Alma Animal y un cuerpo, ¿para qué descendió? ¡Ahora está peor que antes!

Para responder a estas preguntas el Alter Rebe da un ejemplo de nuestros sabios1. Ellos dicen que el hombre es como una lámpara de aceite: el cuerpo es la mecha, las Mitzvot son el aceite y el fuego es la revelación de Hashem (shejiná en hebreo), o sea, la presencia de Hashem en la vida de la persona (y por eso siempre cubrimos nuestras cabezas (con la kipá), porque tenemos a Hashem sobre nosotros y nunca hay que dejar de prestarLe atención).

Esto quiere decir que para que Hashem se revele en nuestras vidas, tenemos que cumplir Mitzvot prácticas. Pero, ¿por qué no alcanza con tener un Alma Divina para que Hashem se nos revele? Usando el ejemplo de nuestros sabios: ¿por qué el aceite son las Mitzvot prácticas y no alcanza con el Alma Divina?

La respuesta es porque Hashem sólo se revela donde hay completa anulación a Él. Es como un maestro que quiere dar una clase cuando todos los alumnos están haciendo ruido. El maestro está en el mismo cuarto que los alumnos, pero no está revelado, o sea, no está enseñando lo que sabe, porque los alumnos no están anulados al maestro, no lo dejan hablar. Cuando los alumnos se anulan, hacen silencio, recién ahí el maestro se revela y puede enseñar.

Lo mismo ocurre con Hashem: Él sólo se revela en aquellas cosas que están completamente anuladas a Él. El Alma Divina, a pesar de ser algo muy espiritual y cercano a Hashem, aun así es un alma, es una criatura de Hashem que Lo ama y Le teme. Dicho de otra manera, si le pudiésemos preguntar al alma si ella existe, contestaría obviamente que sí, y también diría que todo lo que ella quiere es estar con Hashem. Quiere decir que está por un lado el alma y por el otro Hashem, como dos entidades separadas.

Pero con las Mitzvot pasa algo diferente. Cada Mitzvá es la Voluntad de Hashem, Él quiere que hagamos tal cosa, o que no hagamos tal otra. Entonces, en cada Mitzvá, Hashem está totalmente revelado, porque la única razón por la que la cumplimos es porque Hashem lo dijo. Si no, ¿por qué pondríamos una mezuzá en la jamba de una puerta, porque queda lindo? Seguramente no. Entonces, es como si dijésemos que la Mitzvá está totalmente anulada a Hashem.

Sin embargo, el Alter Rebe explica que hay una diferencia muy grande si la Mitzvá se cumple con la “Vestimenta” del alma de pensamiento (como la Mitzvá de amar a Hashem), con la palabra (como la Mitzvá de recitar el Shemá Israel) o con la acción (como el hecho de colocar la mezuzá).

Cuando la Mitzvá se cumple con las “Vestimentas” del alma de pensamiento y palabra, Hashem sólo se revela en el Alma Divina, porque esas “Vestimentas” del alma son muy cercanas a ella. Pero cuando se cumple una Mitzvá con la “Vestimenta” de acción del alma, Hashem se revela también en el Alma Animal y en el cuerpo. Esto pasa porque para que la mano se extienda con el objetivo de colocar una mezuzá, el Alma Divina tuvo que convencer al Alma Animal para que, a su vez, convenza al cuerpo de extender la mano. Es un proceso tan rápido que no nos damos cuenta, pero, al fin y al cabo, eso es lo que ocurre. Por eso el Alter Rebe dice que, ahora que cumplimos la Mitzvá práctica, Hashem se revela en el Alma Animal y en el cuerpo entero, no sólo en el Alma Divina.

El Alter Rebe termina el capítulo explicando que el hecho de que Hashem se revele en diferentes personas y en diferentes momentos no quiere decir que Él cambia, Di-s libre y guarde. Es como el ejemplo de la luz del sol brillando a través de varias ventanas: la luz del sol no cambia, más allá de cuáles ventanas están abiertas y cuáles, cerradas. Lo mismo pasa con la revelación de Hashem, Él no cambia más allá de qué persona este cumpliendo una Mitzvá práctica ahora y qué persona no.

1Zohar III, 187a

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