Ve, Yo pongo frente a ti, hoy, bendición y maldición" (Devarím 11:26). La traducción al arameo de Onklos, traduce literalmente, pero la traducción de Ionatán ben Uziel traduce "bendición y su cambio". ¿Qué significa que una maldición es el cambio de una bendición?"Existen cuatro dimensiones de interpretación de la Torá, que son sintetizadas por la palabra Pardés (huerto): Pshat (significado simple), Remez (significado insinuado), Drush (analogía) y Sod (significado esotérico). Cada uno de los comentaristas de la Torá se encarga de exponer en alguna de estas cuatro dimensiones.

La diferencia general entre las traducciones de Onklos y Ionatán ben Uziel, consiste en que Onklos se encarga, principalmente, del significado simple de los versículos, del Pshat. A diferencia de Ionatán ben Uziel que, además de encargarse del Pshat, introduce en su traducción al arameo muchos elementos del Drush, analogías y enseñanzas de nuestros sabios.

Cuando se trata de traducir la palabra maldición", Onklos traduce literalmente. Sin embargo, de acuerdo a los Midrashím, aparece una dificultad: ¿cómo puede surgir de Di-s una maldición? ¡Di-s es la fuente del bien absoluto!

El concepto general de las traducciones de la Torá para judíos, surge en el exilio, donde, por las circunstancias de la vida, los judíos ya no conocían la Lengua Santa, el hebreo, por lo que aparece la necesidad de traducir la Torá en los lenguajes de las 70 naciones mundo.

Pero en las traducciones mismas, existen dos niveles:

1) De acuerdo a la traducción de Onklos, que fue realizada en Babilonia, lugar donde el exilio causó un ocultamiento muy fuerte de la Presencia Divina, los sufrimientos del pueblo judío fueron vistos tal y como parecían, como una maldición.

2) De acuerdo a la traducción de Ionatán ben Uziel, que fue realizada en la Tierra de Israel, donde no hubo un ocultamiento tan poderoso por causa del exilio, puede verse más revelado, el significado interno del sufrimiento, por lo que traduce la palabra "maldición" como "cambio".

La idea de que una maldición es sólo el cambio de una bendición, se refiere a que la forma en que esa bendición se proyecta en el mundo, es en forma de maldición, pero el corazón y objetivo de esa "maldición", es una bendición.

Este concepto no es sólo una consolación para los sufrimientos del pueblo judío a lo largo de más de 2000 años de exilio. Sino que hay un tema profundo relacionado con las bendiciones y su "cambio".

Di-s es único. La unicidad de Di-s no surge de la unión de diferentes partes, sino que El es una unicidad "simple". Es específicamente en la pluralidad del mundo, donde podemos encontrar la simplicidad de Di-s: cuando la esencia simple se revela en diferencies formas, y en particular cuando estas formas son opuestas (como bendición y maldición), es una prueba de que esta esencia no está limitada a ninguna forma ni definición, sino que es simple, y su simplicidad, le da la capacidad de revelarse en todo tipo de formas.

Como mencionamos anteriormente, Di-s es la fuente del bien absoluto. Por lo tanto, cuando se trata de una bendición revelada, la proyección de divinidad que permea esta bendición, surge de un nivel específico donde Di-s es definido como fuente del bien, es decir, no de Su esencia, sino de la forma en que Su esencia se inviste en Su atributo de Bondad.

Sin embargo, en el caso una maldición, el hecho de El permea el "cambio", la maldición, indica que esta proyección de divinidad surge de un nivel más profundo y elevado que en el caso de una bendición revelada, por ser lo opuesto a la definición de Di-s, el bien absoluto. Esta proyección que permea a la maldición, surge de la esencia misma de Di-s, más allá de formas y definiciones, aún más allá de Su atributo de Bondad.

En palabras más simples, el bien contenido en una maldición, es más profundo y elevado, que el contenido en una bendición, por eso mismo permanece oculto. La diferencia radica en la forma en que la bendición y la maldición son proyectados al mundo.

Para que nosotros podamos ver esas "bendiciones ocultas" con nuestros ojos de carne y hueso, debemos entrenarnos en el estudio y el conocimiento de Di-s a través de la Torá. Esto genera y despierta en la persona la capacidad de ver el corazón de los sufrimientos, que son sólo bendiciones ocultas.

Extraído de Likutei Sijot, vol. 19, pág. 133

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