Al final de la parashá de ésta semana hay una sección donde la Torá nos manda a recordar lo que hizo el pueblo de Amalek al pueblo judío cuando salió de Egipto. De hecho, hay opiniones halájicas que dicen que la forma de cumplir con ese precepto bíblico de recordar es leer esta misma sección en público.

En resumen, la historia de Amalek es que, tras los grandes milagros que Di-s hizo por el pueblo judío en la salida de Egipto, ningún pueblo de la tierra se animaba a luchar contra ellos. Sin embargo, el pueblo de Amalek lo hizo. En respuesta a esta arrogancia y falta de respeto, Di-s mandó a recordar eternamente lo que hizo Amalek.

Ahora bien, el pueblo de Amalek no existe más hace muchos años, el Rey David (hace más de 2500 años) los eliminó totalmente. Siendo así, ¿para qué es necesario recordarlo?

Como todos los asuntos de la Torá, existe una expresión material de Amalek y una espiritual. El Amalek físico no existe más, pero el espiritual si. Y sobre esto la Torá nos dice a) recuérdalo y b) bórralo.

El Amalek espiritual se encuentra dentro de cada uno de nosotros y se trata, básicamente, de la frialdad y la indiferencia con que nos enfrentamos a Di-s. Amalek es la fuente de la actitud de indiferencia frente a todo lo que es santo y Divino.

¿Y cómo se lucha contra la indiferencia? Actuando. El Sefer HaJinuj, de Rabí Aharon HaLeví, de la España del siglo XIII explica que el corazón de la persona se inclina tras sus acciones. Aún si una persona no siente realmente lo que está haciendo, no está totalmente compenetrada e involucrada emocionalmente en lo que hace, si no que lo hace por conveniencia, o por deber, etc., aún así, con la repetición de buenas acciones, se moldea el corazón, para poder llegar a sentir a fondo lo que hace, es decir, para borrar la frialdad. Porque la persona tiene frialdad cuando no comprende ni siente. Y aún si comprende, dado que la naturaleza del intelecto es ser frío y calculador, puede ser que aún si racionalmente concuerda con algo, no lo sienta.

Y quizás es por eso que el último versículo de la sección de ésta semana dice que uno debe borrar a Amalek de "abajo del cielo", es decir, debe comenzar con aquello que está por debajo del cielo, en la tierra, con la acción práctica, con la buena costumbre, y de esa manera podrá modificar lo que está "en el cielo", por así decir, revelar la esencia de su alma.

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